Para finalizar el tema de la materia, en clase estamos con las mezclas. A los alumnos de 3º y 4º les surgió una duda ¿Si yo echo sal en el agua, la puedo recuperar o no?
Por ello hicimos este sencillo, pero visual experimento.
Materiales:
- Sal común.
- Agua.
- Un plato y un vaso
- Una cucharilla.
- Una lupa.
- Unas pinzas.
Procedimiento:
Para empezar, cogemos un vaso y lo llenamos de agua. A
continuación, echamos cuatro cucharaditas de sal en el mismo y removemos bien,
cuando la sal ya se haya disuelto, vertemos el agua en un plato con mucho
cuidado.
Una vez hecho esto, lo único que queda es dejar reposar
la disolución sin tapar durante unos días.
Poco a poco irán apareciendo unas partículas sólidas en
el fondo de la disolución. Con ayuda de la lupa, podremos observarlas mejor y
apreciar la forma que van tomando.
A lo largo de los días veremos cómo va
creciendo nuestros pequeños cristales de sal, a medida que el agua se evapora.
Es muy importante no mover el plato, mantenerlo en reposo.
Lo verdaderamente impresionante de este experimento es
comprobar que todos los cristales de sal forman cuadrados o rectángulos.
Absolutamente todos sus lados forman ángulos rectos con una gran precisión, y
los mantienen a medida que crecen.
Explicación:
Bajo unas condiciones adecuadas, hay materiales sólidos
que pueden llegar a formar lo que llamamos cristales. La sal es uno de ellos y,
gracias a la condición de humedad conseguida con el agua, puede llegar a formar
cristales de sal. Esto es porque la estructura de la sal es con forma de cubo,
es decir los componentes de la sal que son los átomos de cloro y de sodio, se
van colocando de tal forma que forman una red cúbica.
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